Si hubo un tipo de vivienda emblemática durante un par de décadas de finales del siglo pasado en España, esas fueron lo que se llamaba un «pisito de soltero«. No sé si en otros países existía algo similar pero con distinto nombre, pero aquí en suelo patrio se pusieron tan de moda, que incluso hubo un estilo de decoración enfocado a ambientar este tipo de viviendas, que, por supuesto, no tenían que ser pisitos precisamente. Claro que, en plena época de censura y altos valores morales, el tener un lugar así era sinónimo de libertinaje y la gran mayoría de las veces de relaciones extramatrimoniales; fue un eufemismo para lo que ahora llamaríamos simplemente «picadero».
Y es que estos lugares, donde se suponía que había parejas follando y folladas por doquier porque para eso eran, pero que no eran oficiales, mantenían como ningún otro su leyenda negra. No sólo estos lugares quedaban ya marcados como antros de perdición y vicio, sino que sus propietarios también cargaban con el mismo san benito, y ¿sabéis lo peor? Que la mayoría de las veces ni siquiera servían a este propósito, y en muchas otras no lo tenían ni lo habían tenido desde el principio. Realmente, puede ser que a los hombres el tener un inmueble a su nombre siendo solteros o como mucho comprometidos les daba una especie de glamour, creando en ellos una fama de donjuanes y picaflores que aunque infundada les daba cierto postín (no importa si al final no se producían allí los encuentros sexuales, orgías, bacanales… que se suponía). Pero ¿y si estaba a nombre de una mujer? Ya podéis imaginar lo que se decía de ella.
Pero valoraciones morales y sociales aparte, siempre me he preguntado cómo estarían decorados esa clase de viviendas, las que realmente servían al propósito de ser un lugar privado para mantener relaciones sexuales. En aquellos tiempos la sexualidad en pareja no se daba por lo general hasta el matrimonio, y todos podemos imaginar, porque lo hemos visto y vivido, cómo ha ido evolucionando la decoración de los dormitorios conyugales durante estos años. ¿Y cómo sería el ambiente en un lugar que servía precisamente para tener sexo fuera del matrimonio, de la pareja, y con señoritas que por el hecho de acompañarte allí ya se suponían de mala reputación (en esto último el cine del destape tuvo mucho que ver)?
¿Usarían la clásica decoración que suponemos en una especie de puticlub de la época? Quiero decir, luces tenues con las lámparas teñidas, cortinas de colores oscuros, predominando el color rojo y el negro, algún que otro adorno de tintes obscenos… En realidad se trataría de un ambiente un poco decadente, tirando a sórdido, pero no creo que los que eligieran todos los tips de decoración en aquellos años supieran mucho más del tema que lo que hubieran visto en uno de estos lugares, o de la pornografia secreta que les estuviera llegando en esos momentos. Así, lo mismo ni siquiera caían en la cuenta de que esa decoración cantaría de lejos sus intenciones, que no podían ser más claras… eso, o es que tenían un gusto pésimo, quizá alguien podría pensar.
A lo mejor todo esto no es más que una divagación, ya que en realidad nunca vi uno de estos pisos (ni ningún otro tipo de vivienda que tuviera esa utilidad, si vamos al caso). Puede que la decoración fuera diversa, que los hubiera arreglados con buen gusto o quizá otros con gusto pésimo, vete tú a saber; como se diría, a gusto del consumidor, jeje. Pero, si tuvieras que imaginar un lugar así, ¿qué tipo de ambiente querrías crear, qué tips usarías sin duda, y qué no llegarías a poner nunca?